
En mayo de 2025, el techo del centro comercial Real Plaza Trujillo se desplomó en plena jornada comercial. El resultado fue trágico: personas fallecidas, heridos y una crisis reputacional que puso a la empresa en el ojo público.
¿Qué falló?
Aunque no se conocen todos los detalles, lo reportado sugiere que no hubo una gestión de riesgos efectiva sobre la infraestructura del local. ¿Se realizaron inspecciones técnicas con la frecuencia debida? ¿Existía un programa estructurado de mantenimiento preventivo? ¿Alguien monitoreaba realmente el estado de los activos físicos?
¿Se pudo evitar?
Probablemente sí. Un sistema de control interno que incluya mantenimiento predictivo, auditorías técnicas externas y protocolos de revisión estructural periódica pudo haber anticipado este riesgo antes de que se materializara.
¿Qué nos deja este caso?
Los riesgos no siempre están en los estados financieros. A veces están en el techo que tienes sobre la cabeza. Las empresas que operan espacios físicos deben incluir la infraestructura en su mapa de riesgos. Lo que no se ve, también puede costar.