
Cinco personas fallecieron en enero de 2025 tras recibir un suero fisiológico contaminado producido por Medifarma. El producto habría sido distribuido con una concentración excesiva de sodio, lo que provocó una alerta sanitaria de gran alcance.
¿Qué falló?
Según la información pública, los controles de calidad no detectaron la anomalía antes de que el producto saliera al mercado. Es posible que los protocolos de validación interna no hayan sido rigurosos, o que las pruebas de calidad no hayan sido suficientes.
¿Se pudo evitar?
Es probable que sí. En industrias como la farmacéutica, los errores no son solo financieros: pueden costar vidas. Controles cruzados, revisiones independientes, pruebas aleatorias por lote y trazabilidad completa son mecanismos básicos que deben formar parte del control interno en este tipo de operaciones.
¿Qué nos deja este caso?
No basta con producir. Hay que controlar, validar y garantizar. Un sistema de control interno bien diseñado es el último filtro antes de que un error se convierta en tragedia.